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Agujero macular

Un agujero macular es una enfermedad de la retina que se caracteriza por la apertura de un espacio que afecta a las capas de la retina a nivel de la fóvea. Esa apertura condiciona que no haya tejido retiniano justo en la zona que en condicones normales nos permite leer, ver los detalles y percibir cualquier imagen con nitidez y calidad.

 

Se considera que la tracción anteroposterior que el vítreo puede ejercer es la principal causa que los produce.

 

Cuando un paciente desarrolla un agujero macular, la posibilidad de que se afecte el otro ojo también es del 10-20%.

 

Producen una acusada disminución de visión y su capacidad para dar lugar a un desprendimiento de retina es escasa pero no descartable.

 

Su tratamiento es quirúrgico y la posibilidad de recuperar visión no es muy elevada. Un 40% recuperan una visión de 0,1 o menor, entre el 55-58% obtienen agudezas de 0,2 a 0,4, mientras que sólo el 5% de los pacientes recuperan una agudeza visual de 0,5 o mejor. De forma muy rara y ocasional pueden curarse espontaneamente.

 

El pronóstico visual empeora a mayor tiempo de evolución.

 

 

La cirugía del agujero macular consiste en realizar una vitrectomía pars plana para liberar las tracciones que la hialoides o una posible membrana epirretiniana inducen, recomendándose asociar también el pelado de la membrana limitante interna. Posteriormente se recambia el contenido ocular con un gas con capacidad de mantenerse algunas semanas a nivel intraocular y cuyo papel es mantener "seco o impermeabilizado" el agujero durante el postoperatorio inmediato, facilitándose el cierre anatómico al permitir que las células de la glia estimuladas con la cirugía, alcancen y permanezcan en el agujero donde poder ejercer su función.

 

La manera de conseguir una impermeabilización eficaz del agujero es colocar la cabeza en una posición que permita al agujero estar encima de la burbuja de gas. Por eso la posición recomendad habitualmente es "mirando al suelo". Esta posición se mantiene frecuentemente durante 45 minutos de cada hora, descansando 15 minutos cada hora. Y esto se repite durante todo el día por espacio de una semana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En personas que por problemas músculo-esqueléticos no puedan cumplir un posicionamiento adecuado, se pueden utilizar gases cuya duración se prolongue durante mayor tiempo para que así dispongamos de más tiempo con una burbuja muy grande que no nos exija una posición tan estricta para mantener "seco" el agujero. El inconveniente de estos gases es que pueden permanecer a nivel intraocular durante 2 meses frente a las 3-4 semanas del gas convencional, con las molestias que esto conlleva y la mayor posibilidad de facilitar el desarrollo de una catarata.

 

Debe evitar siempre tumbarse boca arriba tras este tipo de cirugía mientras haya gas intraocular.

 

Por las noches se puede dormir de lado.

 

Es importante recordar que no podemos viajar en avión mientras tenemos gas dentro del ojo. El gas se expande al ir tomando altura lo que conduce a una situación de hipertensión ocular aguda muy severa, que conduce a la pérdida de visión del paciente de forma irreversible, además de resultar una situación muy dolorosa.

 

 

Existe una nueva tendencia liderada por el Dr. Tornambe que todavía no acaba de convencer a todos los cirujanos, y que consiste en no posicionar a ningún paciente tras la cirugía de agujero macular. Para ello, como ya hemos comentado, pueden utilizarse gases de larga duración. Ciertamente se evita la necesidad de un posicionamiento estricto pero el gas permanece dentro del ojo durante varias semanas más que con la cirugía estándar, lo que con frecuencia también se acaba percibiendo como una importante molestia por el paciente. Para mayor información al respecto puede visitar este enlace.

 

 

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