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Membrana epirretiniana macular.

 

 

La membrana epirretiniana macular (MER) es como su nombre indica, una membrana fibrocelular que se genera y adhiere sobre la superficie interna de la retina. Durante su evolución puede tener tendencia a contraerse generando pliegues y engrosamiento de la mácula, que es la zona de la retina a la que está adherida.

 

 

Pueden ser idiopáticas, que se cree que se producen como consecuencia de un desprendimiento de vítreo posterior (DVP). De hecho, asocian DVP hasta en el 75-90% de los casos. Una teoría las explica por una posible proliferación de células gliales a través de pequeños defectos en la membrana limitante interna; otra sitúa el origen en el vítreo cuyo desprendimiento posterior dejaría una fina capa de la cortical del mismo (fenómeno conocido como vitreosquisis) adherida a la retina, lo que facilitaria la fibrosis y la proliferación celular responsables de su formación.

 

Y también pueden ser secundarias a otras patologías oculares como las enfermedades vasculares de la retina, inflamaciones como las uveítis, traumatismos, postquirúrgicas como ocurre por ejemplo tras el tratamiento de un desprendimiento de retina, o tras un tratamiento láser extenso, desgarros de retina, tumores y distrofias de la retina. 

 

 

Son relativamente frecuentes pudiendo afectar entre un 7 y un 12 % de la población según los estudios. Las idiopáticas son más frecuentes y suelen afectar a personas mayores de 50 años, siendo igual de frecuentes entre hombres y mujeres. Pueden afectarse los dos ojos hasta en un 20-30% de los casos.

 

Pueden ser muy bien toleradas y no afectar la visión de manera importante, lo que unido al hecho de que su evolución suele ser extremadamente lenta, hace que el tratamiento se reserve para aquellos casos que por su sintomatología lo precisen.

 

La sintomatología principal es la disminución de la agudeza visual que además suele darse de forma muy progresiva, pudiéndo ser precedida por metamorfopsia, que consiste en la percepción deformada de los objetos que vemos con ese ojo, pudiendo incluso cambiar el tamaño de los mismos al comparar con el ojo sano.

 

El tratamiento quirúrgico consiste en realizar una vitrectomía que nos permita acceder a la mácula para pelar la membrana y extraerla con unas finas pinzas de microcirugía. Puede asociarse el pelado de la membrana limitante interna si el caso lo requiere.

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