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¿Qué es la presbicia?

La presbicia es lo que se conoce comúnmente como vista cansada.

 

El ojo es como una cámara que tiene un sistema de lentes para poder enfocar las imágenes en la retina. Es un sistema óptico muy potente ya que la retina está situada a poco más de veinte milímetros detrás de la córnea, la estructura que constituye la superficie anterior del globo ocular. Las imágenes penetran en el ojo a través de la córnea en forma de haces de luz que deben converger para enfocarse en la retina, la encargada de captar y convertir esa imagen en un lenguaje eléctrico que se transmite a través del nervio óptico y que nuestro cerebro entiende, el verdadero responsable de que todo el proceso se convierta en una realidad visual consciente. Si las estructuras oculares no tuvieran ninguna potencia dióptrica, sería necesaria una lentilla con nada menos que aproximadamente +60 diotrías para conseguir ver nítida cualquier imagen de nuestro entorno.

Una de estas lentes es la córnea cuya potencia dióptrica es muy alta ya que supone aproximadamente un 80% del total de las 60 dioptrías que mencionaba anteriormente, pero es fija y no puede cambiar, por lo que no juega un papel activo en la pérdida de la capacidad de enfoque que supone la presbicia.

La otra lente es el cristalino. Tiene forma de "lenteja" y es elástico  con tendencia a mantener una forma casi esférica. El cristalino está anclado a nivel de los 360º de su ecuador a las paredes internas del globo por detrás del iris, gracias a un ligamento circular que denominamos zónula. En la pared del globo que constituye la base de este ligamento, a lo largo de toda su circunferencia, existe una estructura circular que se llama músculo ciliar. Al contraerse disminuye el diámetro interno en la zona de anclaje de la zónula, lo que relaja la tracción que ejerce del cristalino y le permite por tanto mantenerse esférico. Cuando se relaja el músculo ciliar, aumenta de forma pasiva el diámetro de la pared interna del globo a ese nivel, la zónula se tensa y tracciona del ecuador del cristalino forzándolo a aplanarse. De esta forma, aumenta su potencia dióptrica cuando el músculo se contrae y tiende a la esfericidad (permite ver de cerca), y disminuye cuando se relaja y se aplana (permite enfocar de lejos).

Este mecanismo permite que nuestro ojo pueda ajustar según precise el enfoque de lejos y de cerca, y su correcto funcionamiento depende de que el cristalino sea elástico. Lamentablemente la elasticidad se va perdiendo progresivamente al cumplir más de cuarenta años y es la explicación de por qué aparece la presbicia o vista cansada, así como de la necesidad de ir ajustando la graduación hasta los 60 años, momento en que se estabiliza en la mayoría de las personas.

La forma más común de solucionar la vista cansada es utilizar gafas de cerca, aunque también existen lentes de contacto especiales y algunas técnicas quirúrgicas que en la actualidad consiguen buenos resultados, aunque quizás la perfección absoluta no existe.

 

Un buen resultado quirúrgico en presbicia como en tantas otras patologías, depende de una cuidadosa valoración prequirúrgica del paciente, no sólo de sus ojos, sino también de sus expectativas y circunstancias. Se trata de elegir la mejor técnica para cada paciente y sus necesidades, o incluso de desaconsejar la intervención cuando corresponda.

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