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¿Qué es la diabetes?

La diabetes es una enfermedad metabólica crónica que se caracteriza por la presencia de un exceso de glucosa en la sangre. La glucosa es un hidrato de carbono, un nutriente que procede de la digestión de los alimentos y que el organismo metaboliza para generar energia en el interior de cada célula. La llave que permite que la glucosa abandone el torrente sanguíneo para penetrar en el interior de las células es una hormona que se denomina Insulina. La segrega el páncreas. Si lo hace en menor medida de lo necesario, o si la que es segregada no ejerce adecuadamente su acción, la glucosa no puede pasar al interior de las células y su concentración va aumentando en exceso en la sangre. A esto se le conoce como hiperglucemia.

La diabetes se caracteriza por producir complicaciones a nivel ocular, renal, cardiovascular, cerebrovascular y también en el sistema nervioso periférico, entre otras partes. El mecanismo por el que se van produciendo deriva de la hiperglucemia. Este exceso de glucosa va deteriorando poco a poco los vasos sanguíneos más pequeñitos, los capilares, que integran lo que denominamos la microcirculación. Los capilares son necesarios para que el oxígeno y los nutrientes pasen de la sangre a los tejidos. La pérdida de los mismos implica que los tejidos no puedan funcionar adecuadamente e incluso que las células que los integran no puedan sobrevivir ante la falta de oxígeno y alimento. Todo ello conlleva que los órganos afectados pierdan o como poco vean reducida su funcionalidad y supervivencia.

Tipos de diabetes.

1.-Diabetes tipo 1. Es la más frecuente en la infancia. Se caracteriza por una disminución en la producción de insulina por una alteración del páncreas. Se desconoce su causa pero sabemos que aunque su origen no es estrictamente genético (en hermanos gemelos uno puede padecerla y el otro no), sí que se hereda de alguna manera la predisposición a padecerla. En aquellos pacientes predispuestos, un factor ambiental del entorno que bien podría tratarse de un virus o de otro agente que aún no conocemos bien, induciría una lesión en las células del páncreas que producen la insulina. Nuestro sistema inmune podría detectar esas células pancreáticas alteradas y generar una respuesta errónea frente a todas las demás, lo que supondría un componente autoinmune. Esa respuesta autoinmune condicionaría lentamente un fracaso pancreático y una disminución de la producción de insulina. Su tratamiento por tanto, a falta de que aprendamos a evitar su desarrollo, consiste en aportar la insulina que no se produce.

 

2.-Diabetes tipo 2. Es la más frecuente en adultos por encima de los cuarenta años. En este caso al menos al principio, no existe una producción disminuida de insulina, sino una ausencia o disminución en la respuesta a la misma por parte de los tejidos, lo que los médicos denominamos una resistencia periférica. En este caso el componente hereditario es mayor y se relaciona de una forma directa con el sedentarismo y la obesidad. De hecho, se está observando un aumento de casos en pacientes jóvenes e incluso adolescentes con graves problemas de obesidad. Se trata con antiabéticos orales aunque con el tiempo, la producción de insulina puede verse también reducida, que es la razón por la que algunos pacientes acaban precisando también tratamiento con insulina. 

 

3.-Otros tipos de diabetes son menos frecuentes, como la tipo MODY que se debe a una alteración genética del páncreas y por tanto de la producción de insulina, la diabetes del embarazo y la secundaria a fibrosis quística o a medicamentos.

 

Síntomas de la diabetes.

Los síntomas de la diabetes antes de que se produzcan complicaciones son también derivados de la hiperglucemia. El paciente tiene mucha sed y muchas ganas de orinar, mucha hambre a pesar de perder peso, fatiga crónica e irritabilidad.

 

En los diabéticos tipo 2 además se pueden entremezclar los síntomas de las complicaciones como visión borrosa, heridas que tardan en sanar, infecciones frecuentes y hormigueos en las extremidades, entre otros. Esto no ocurre en todos los casos especialmente si el diagnóstico es precoz.

El mejor tratamiento de las complicaciones de la diabetes.

El mejor tratamiento una vez más es la prevención. Podemos prevenir las complicaciones si conseguimos un buen control de la glucemia. Está demostrado que cuanto peor sea el control de los niveles de glucemia, y que durante más tiempo se mantengan, más complicaciones derivadas de la diabetes sufriremos. Éstas ocurren sobre todo en la retina, en el riñón y en los nervios periféricos.

 

Existen otros factores como la tensión arterial y los lípidos (Colesterol y Triglicéridos) que intervienen también en el pronóstico, por lo que una vida y una dieta saludables pueden significar una evolución claramente diferente, y mejorar enormemente su calidad de vida en el futuro próximo. 

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