Saturnino Gismero Moreno. Médico Oftalmólogo. Retina médica y quirúrgica.

Angiografía con fluoresceína | AFG

 

 

 

La angiografía retiniana con fluoresceína es un examen realizado para estudiar la circulación sanguínea de la retina y de la parte del nervio óptico visible en el fondo del ojo.

 

Para realizarla es necesario dilatar las pupilas con gotas midriáticas. Estas gotas provocan una imprecisión visual que puede durar varias horas. Por ello, tras habérselas aplicado, no debe conducir su vehículo y es preferible que le acompañen.

 

Una vez dilatadas las pupilas, una enfermera procede a canalizar una vía venosa del brazo. A través de ella se le inyectará al principio del examen, un colorante denominado fluoresceína.

 

A continuación comienza la toma de imágenes con el angiógrafo, una cámara fotográfica especial diseñada para tomar fotografías de su fondo de ojo. El flash puede resultar incómodo.

 

 

Durante la prueba, gracias a la fluorescencia del colorante, los detalles del fondo del ojo y sobre todo los vasos sanguíneos, son perfectamente visibles.

 

 

 

 

¿Este examen implica algún riesgo?

 

Realmente es un riesgo muy bajo. El principal riesgo radica en presentar una reacción alérgica grave (anafiláctica) a la inyección del colorante. Esto es extremadamente infrecuente aunque no es imposible que ocurra. Estadísticamente estamos hablando de una probabilidad de 1 entre más de 200.000 pruebas, por lo que el riesgo real es muy bajo. Estadísticamente muy por debajo del riesgo asociado a conducir un coche, viajar en avión o incluso en tren.

 

En la mayoría de los casos el examen se tolera bien. La inyección intravenosa del producto es indolora, aunque en algunos casos se nota una leve molestia. Las gotas que se le aplicarán en los ojos antes del examen, dilatan la pupila. Por ello, es preferible que le acompañen y que no conduzca. Su piel y su orina adquirirán un ligero tinte que durará unas 24 horas. Tras administrarle la inyección es bastante frecuente sufrir náuseas, y aunque los vómitos son menos frecuentes, pueden pedirle que acuda en ayunas. Es posible que note una sensación de mareo que desaparecerá rápidamente al tumbarse y elevar las piernas.

 

 

No dude en advertir al oftalmólogo en caso de:

 

• Haber tenido alguna vez alergias cutáneas y respiratorias (urticarias, eccema, asma), alimentarias o después de la ingesta de ciertos medicamentos.

• Sufrir una enfermedad cardíaca o respiratoria severa.

• Tomar determinados medicamentos, en concreto, betabloqueantes (para el corazón o la hipertensión arterial).

• Estar embarazada.

• Estar amamantando. Si está amamantando, se recomienda que no dé el pecho en los dos días posteriores al examen.

 

 

Antes del estudio, tiene que leer una hoja de consentimiento informado y se le pedirá que la firme como prueba de que lo ha hecho. No dude en preguntar sus dudas sobre el desarrollo de la intervención y en comunicar sus posibles temores.