Gotas que disuelven las cataratas. ¿Adiós a la cirugía?
Las cataratas son un grave problema de salud pública. En el mundo y según la organización mundial de la salud, se estima que existen 285 millones de personas con discapacidad visual, de las que 39 millones son ciegas y la mitad han perdido la vista por culpa de unas cataratas.
En nuestro entorno esto se soluciona consultando al médico de familia que nos deriva al oftalmólogo, el encargado de realizar una intervención quirúrgica ambulatoria de magníficos resultados. Lo que para nosotros es una gestión relativamente fácil, en los países en desarrollo constituye una de las principales causas de ceguera reversible (este tema se ha tratado en otro post).
En las próximas dos décadas debido al incremento de la población por el denominado baby boom, se espera que la demanda de este tipo de cirugía que ya hoy día es el procedimiento quirúrgico más frecuentemente realizado en el mundo, aumente considerablemente.
Si fuera posible retrasar tan sólo diez años la aparición de las cataratas en los pacientes, se podría reducir a la mitad la necesidad de estas intervenciones quirúrgicas.
El cristalino, como la mayoría de los tejidos de los seres vivos, está formado por células, éstas a su vez por organelas que no son sino moléculas muy bien organizadas, fosfolípidos, proteínas, etc. La única manera de que un tejido sea transparente es que se encuentre altamente ordenado a nivel molecular y celular, de manera que la luz pueda atravesarlas sin problemas. Y esto es el cristalino, una estructura altamente organizada cuyo diseño sigue siendo un reto para la ingeniería biomédica, no sólo porque permite que la luz lo atraviese sin problemas sino por ser elástico durante las primeras décadas de la vida, lo que permite enfocar de cerca con sólo cambiar su esfericidad ayudado de un músculo en forma de anillo.
Pero en biología no hay nada gratis, una de las estrategias que utilizan estas células que conforman el cristalino para ser transparentes, es disminuir el número de organelas en el interior de su citoplasma. Y eso hace que su capacidad para reponer sus proteínas sea escasa, y estas proteínas cristalinianas envejecen, y su disposición perfectamente ordenada se altera, Y por ello la edad y el envejecimiento conducen a que el cristalino pierda la elasticidad y posteriormente la transparencia que le da su nombre.
Kabg Zhang es un investigador médico y genetista que ha estudiado y secuenciado el genoma de niños con cataratas. Y ha encontrado que presentan mutaciones en el gen que codifica una enzima denominada lanosterol sintetasa (LSS), cuyo papel en el ojo era poco conocida hasta el momento.
Con su equipo ha experimentado en cultivos de laboratorio de diferentes lineas celulares que son conocidas por sintetizar proteínas cristalinianas anómalas relacionadas con el desarrollo de cataratas. Estas proteínas cristalinianas anómalamente dispuestas se han denominado agresomas.
Parece que la aplicación de Lanosterol en los cultivos celulares condujo a disolver estos agresomas y a recuperar el fenotipo celular. Los experimentos siguieron su curso con cristalinos cataratosos de conejo, aislados, que fueron incubados in vitro con lanosterol, mejorando su transparencia después de seis días.
Conviene resaltar que estos resultados en cultivos celulares o in vitro, no necesariamente implican un buen resultado in vivo. En este sentido, el equipo comenzo a tratar un ojo de cada uno de los siete perros con cataratas que integraban la muestra del estudio, inyectando 100 microgramos de lanosterol a nivel intraocular, seguido de la instilación de una gota de 50 microlitros de lanosterol cada 3 días durante al menos 6 semanas. En los siete animales se constató una reducción en la densidad de las cataratas en relación a la situación previa al tratamiento y también con respecto al ojo no tratado con lanosterol.
Parece que estamos frente a un posible tratamiento médico de la catarata. Hasta ahora, todos los fármacos que se han utilizado para este fin han fracasado. El Lanosterol es una molécula que nuestro organismo sintetiza para otros fines por lo que la posibilidad de que resulte tóxica es menor, lo que nos sitúa más cerca de una posible solución.
Sigue faltando un largo camino. Todavía hay que llevar esta línea de investigación al nivel de los ensayos clínicos en humanos. Y que los resultados obtenidos confirmen su seguridad y eficacia. Casi nada... En unos años tendremos la respuesta.